LA MONJA ALFEREZ CATALINA EASO
Resuenan en mi memoria
antiguas canciones de corro las cuales esponjan mi alma de ternura y que cantábamos
los niños segovianos en la Puerta del Socorro:
Santa
Teresita hija
De
un rey moro
Que
mató su padre
Con
cuchillo de oro
Que
no era de oro
Ni
de plata
Era
un cuchillo de hojalata
Y aquella que iba
andante ma non tropo:
En
Sevilla un sevillano
La
desgracia le dio Dios
Que
de siete hijos que tuvo
Y
ninguno fue varón
A
la más chiquita de ellas
La
llevo la inclinación
De
ir a servir a la guerra vestidita de varón
Toditos
los caballeros se fueron
A
desnudar
Y
el caballero don Marcos se ha echado
A
llorar
El
rey que la estaba viendo de amores se cautivó
No llores prenda querida, no llores, mi
corazón
Que
eso que tú tanto sientes
Es
lo que deseo yo
El mito de la mujer guerrera
pervade la historia de nuestros ancestros y ahí está la Serrana de la Vera comedia
de Lope y de Tirso que se encargan de describirnos a una feroz amazona verdadero
furor uterino al acecho de todo varón que pasa lo aprehende y se lo lleca para
la cueva, lo da de cenar entre huesos y calaveras. Les hace el amor y luego los
liquida. Una mantis religiosa en forma de mujer una verdadera devoradora de
hombres. “Ha pasado un soldadito licenciado ya va para su tierra” él se huele
la tostada asiste a la primera y segunda parte del festín la rica cena y el
connubio pero no a la tercera. Huye y la serrana de la Vera, con la honda a la
cintura y terciada la escopeta, le lanza una ráfaga que se lleva el sombrero. El
clamor de la serrana resuena por todo el valle: “Vuelve, vuelve soldadito,
vuelve por tu montera”… “No señora no me paro que mis padres que son muy ricos
me comprarán otra nueva”
En este contexto de la
mujer guerrera se sitúa el caso de doña Catalina Easo con puntas y señales de ucronía,
comedia picaresca y de capa y espada. Parece ser que fue un personaje real. Nacida
en San Sebastián c. 1595 hija natural de un noble donostiarra. A la edad de
cuatro años es ingresada en un convento
de dominicas pero a los dieciocho a punto de profesar tiene una bronca con la maestra
de novicias, se tiran de los pelos y queda la pobre sor que era ya vieja
maltrecha, temiendo el castigo la postulante escapa vestida de hombre a la Corte, de allí a
Sevilla donde se embarca hacia el Nuevo Mundo militando en el ejercito que pelea
con los araucanos de don Pedro de Valdivia. Al morir éste en una emboscada huye
al Perú. Aficionada al alcohol y al juego recorre todas las timbas de Bogotá y
Potosí el Cuzco. Pero nunca lo lupanares. Es de genio muy vivo y no aguanta
pencas de nadie. Jugando al rentoy uno le llama cornudo ella tira de espala yu
lo hiere de muerte. Se libra de la horca acogiéndose a altana esto es refugiándose
en el convento de San Francisco de Lima. El regidor que era paisano suyo y al
cual habla en vascuence le otorga un salvoconducto para ir a ver al obispo y le
cuente quien era cómo es que había llegado a alférez o abanderado (los
abanderados tenían que tener gran talla, iban delante de la hueste al entrar en
combate). Ella/Él confiesa al prelado ser mujer. Éste manda ser reconocida por
unas matronas que la encuentran virgen e intacta. No era una hermafrodita, ni
un marimacho, sino que había nacido así con tal inclinación a la homosexualidad.
En sus largas correrías esta vasca de armas tomar rechaza el matrimonio con buenos
partidos. El regidor de Arequipa, considerando a la alférez un buen partido
pretende darle la mano de su hija. Y el de Cochababamba se enamora de él/ella
pero doña Catalina huye. Recorre toda la América hispana de cabo a rabo desde
Nueva España hasta la Patagonia al frente de saus banderas. Cuenta cómo entre
los hombres que hicieron la conquista surgen bandos y facciones que determinan
peleas a muerte, cosa habitual entre españoles. Pero a pesar de ser su caso
carne de cañón para cebar el monstruo de la Leyenda Negra esta española de Euscalerría
se proclama católica a machamartillo y española de los pies a la cabeza. El libro
de su vida parece apócrifo escrito por un anónimo en el siglo XVIII que lo
copió al francés basado en hechos reales: su Nacencia, su profesión religiosa,
sus correrías que van desde Madrid a Roma donde va a besar el pie al papa y Urbano VIII le da licencia para vestir de
hombre. Un extremo que a muchos historiadores parece ridículo de todas, todas. Sacamos
en consecuencia de la lectura de tales disparates que son una exaltación de la
mujer en estos tiempos feministas, y de lña virginidad de Catalina. Eso ya
cuadra menos con el espíritu del siglo XXI. Parece ser que nació entera y se
fue intacta para el otro mundo a pesar de su azarosa y disparatada vida. Los cronistas
sitúanla en México arreando mulas pues la hicieron acemilera. Iba de recua
orillas del Rio Grande donde murió
lunes, 23 de octubre
de 2023